Hace pocos días, un pequeño héroe se hacía eco en los medios de comunicación españoles. Una asombrosa noticia donde Lucas, un yorkshire de 2 kilos salvó la vida de su dueño en Zaragoza interceptando a la Guardia Civil.
Este pequeño héroe de cuatro patas y apenas dos kilos, alertó a las autoridades para que lo siguieran y encontraran a su dueño, herido tras haber sufrido una caída y quedado inmovilizado, con heridas en rostro, rodillas y codos.
Relatos como el de Lucas son más comunes de lo que pensamos. Hoy mismo, en Suiza, el Diario Las Américas, comentaba el rescate «mediado» por un chihuaha en suiza después de que su compañero humano cayera en una grieta de un glaciar. Permaneciendo en el lugar de los hechos desde que su humano pidió socorro por el walkie-talkie, los rescatistas pudieron señalizarlo y salvarlo.
Historias de esta índole, visualizadas y comprendidas mediante una búsqueda rápida en nuestro navegador de confianza, se repiten de forma continuada. La lealtad de nuestros peludos es mucho más fuerte de lo que pensamos. La infravaloración de su tamaño está latente entre muchos de nosotros, ya que pocas veces se asocia un tamaño más reducido a un logro tan grande como el de salvar una vida.