El pasado 1 de febrero celebrábamos el Día del Galgo. Esta fecha quedó señalada al ser el final de la temporada de caza, por lo que muchos dueños irresponsables prefieren desentenderse de ellos (o peor) antes que proseguir con sus cuidados y preocuparse por su bienestar.
Este trágico destino no se puede considerar como un hecho aislado. No son pocas las protectoras que tienen que hacerse cargo de muchos de ellos, y, olvidados a su suerte, Castilla-La Mancha hace eco del aumento de estos abandonos.
Prácticamente todas estas historias tienen un trasfondo sombrío y muchas veces estos animales viven desamparados en jaulas o dentro de naves, sin buena ventilación y una notable carencia de agua y pienso de calidad.
La caza con galgo: ¿tradición o abuso?
El primer domingo de febrero, centenares de personas se manifestaron denunciando el maltrato y abandono de los perros de caza. Exigiendo la prohibición de esta actividad y, sobre todo, vetándola por el abuso hacia los perros, lemas que relataban una situación de desprotección, adjetivándola como “sinsentido” resonaron y quedaron reflejados en prensa como “son perros de casa, no de caza”.
Documental ‘Yo, Galgo’
Cuatro años de investigación siguiendo el rastro de cientos de galgos ayudan a presentar y reconocer la labor de voluntarios en protectoras y el mundo de los galgueros. Disponible en YouTube y con subtítulos en doce idiomas.
La personalidad del galgo lo define como un ser alegre, que sabe cuidar de su familia y que no debería asociarse con el término “raza peligrosa”. ¡Ni mucho menos! A pesar de que muchos los relacionen con bozales y ladridos, son extremadamente cariñosos, dulces e independientes, lo que también resulta interesante a la hora de tener en cuenta su adopción si en la unidad doméstica ya hay animales (sean gatos, otros perretes o incluso conejos) o niños pequeños.